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lunes, 31 de diciembre de 2012

Lo que guardo en la maleta



Llevo cargando la maleta, 
el tiempo ha pasado ya, 
llena de memorias, cariños, besos y abrazos, de reclamos, quejas, mentiras y engaños.

Llevo conmigo esa maleta, 
no la he querido soltar,
ahí va tu nombre, tu beso, la vergüenza,
murmullos, envidias, críticas ajenas, 
los ecos de embusteros,

el morbo de familia, amigos y terceros, 
ahí guardo el amor, la inocencia y la fe 
perdida, 
ahí guardo el dolor, lágrimas, la niña desprotegida.

Llevo empujando una maleta, cada día pesa mas,

en ella van los hijos muertos, una casa en playa,
la casa veinticuatro que en mayo me había de alegrar,
van los besos y atenciones de cada mañana que te iba a regalar,
el olor de tu cuerpo, la emoción de tu mirada,
va noviembre nueve y lo que desea esa que te amaba;
van los nombres y apellidos, los tíos, los sobrinos, las palabras falsas,
en ella van los veintes que cegada no miraba,
en ella van los trozos de un puro corazón que te adoraba,
va el vestido rosa y también el blanco, esa fiesta en sociedad,
va el ego ensordecido sin aplausos de quien goza el observar,
va la mujer sumisa, las culpas que entregabas y nacían sin cesar
y esa niña que te idolatraba hasta que caíste de su pedestal.

Traigo conmigo una maleta,
es tan vieja que se quiere desbordar, 
esta rota por dentro y por fuera,
los años y el polvo la han desgastado mas,

las pasiones no quedaron guardadas, esas las llevo en otro lugar...
solo queda algo muy grande que no quisiera olvidar,
ese abrazo llamado felicidad.

Viaja conmigo una maleta,
la que poco a poco despejó la mentalidad,
la que me hizo grande y despertó la dignidad,
en donde el amor se tornó en lo inhumano,
en donde la venganza muchas veces quiso saltar,

en donde el rencor y el odio quieren volar.

Vengo arrastrando una maleta,
lleva un beso en la frente, 
lleva un sol, restaurantes y el mar.

Hay que soltar esa maleta,
hay que incendiar lo que ya está de más,
puede ser abierta o solo tirarla,
y al soltarla no mirar atrás.

Cuando algo se cierra, algo nuevo se abre,
lo que guardo en la maleta ya no existe,
y lo que existe lo tengo que matar,
la maleta ya está muerta,
lo de adentro no me sirve ya.

Lo que guardo en la maleta,
cuatro letras la han de formar, 
cuatro letras como nosotras y entre tu nombre y el de ellas,lo que guardo en la maleta rabia se puede llamar.

¿A quién hay que llorar?

Como si faltara una parte de uno mismo, las almas se separan y ambos sienten el vacío, pero cuando no hay cuerpo y el alma divaga, ¿A quién hay que llorar?

Si no existió ese cuerpo fusionado con el alma, ese abrazo, el calor, el aroma ni un sabor. No hubo ojos que mirar, mientras ella  lleva esa tierna mirada, la inocencia y la sonrisa grabada, sensaciones y placeres en cada célula tatuada, ¿A quién debo llorar?


¿A quién hay que llorar?
Si aunque existió amor y cariño, 
se tuvo que matar, 
no había un depósito, un contenedor al que admirar, 
solo un alma a la cual no deseaba el amar, 
y al no existir lo material y un estatus, el espíritu tuvo que volar,
ese amor que le entregaba no era de ella, no era real.

Amores de ensueños, ojos de colores,
un vacío y un 
cuerpo sin el ser,
 aquella alma que el ego quiso unos meses tener.

¿A quién hay que llorar?
Si el amor era un fantasma, tan fantasma como su vanidoso deseo,como aquellos trazos de belleza reflejando alta sociedad,unas letras y una voz que estremecían todo su andar.

¿A quién le fue a llorar?
Ni siquiera enamorado de muñeca de papel,
algo tan real que se tuvo que cambiar para no lastimarnos mas,
pero el rencor, la ignorancia y la maldad lo vino acrecentar.

¿A quién le llorarás?
Al deseo, al cuerpo sin el alma, o aquella alma que no quisiste amar...

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